Se halla al pie de un cerro de la Sierra que se extiende entre las de los Santos y Constantina. Al parecer en sus alrededores se encontraba la ciudad romana de Iporci, habiéndose descubierto en su término restos romanos. Sin embargo, el origen de la actual población es islámico, derivando de esa etapa su toponimia. Las construcciones más antiguas que se conservan son del siglo XIV y, por lo tanto, posteriores a la reconquista cristiana.
En el casería destacan algunas viviendas, en especial las de fachada mudéjar de finales del XV y las renacentistas del primer tercio del XVII, estas últimas con dinteles decorados con grutescos. Dentro del casco urbano hay que reseñar la Fuente de Santa María, construida durante el reinado de Carlos V, cuyos escudos ocuparon en un principio la hornacina central, hasta que en 1767 se sustituyeron por un panel de azulejos, fechados en ese año, que representaba a la Virgen de las Angustias. Sobre un cerro cercano se encuentra el Castillo. Se trata de un recinto amurallado de planta poligonal irregular, en cuyo ángulo noroeste se levante un torreón hexagonal cubierto por una bóveda vaída sobre trompas. Edificado durante el último tercio del siglo XIV, fue posteriormente remodelado en el XV y restaurado a principios del XIX.
En el libro llamado del «Becerro», por estar encuadernado en esta piel, se relatan los hechos históricos de una parte de la historia del municipio. El origen de este pueblo se remonta a los celtas. Su primitivo nombre fue Iporci. Con los romanos, que dejaron huella de su paso en el paraje de San Ambrosio, pasó a denominarse Ordo Iporcensium. Tanto su poblamiento actual como su nombre deriva de la época musulmana, donde se conoció como Al-Haniz (fértil, tierra próspera). En 1249 fue reconquistada por Fernando III. En 1472, el Duque, conquistó la fortaleza que defendía el Marqués de Cádiz.
En 1808, el castillo fue reconstruido y artillado por los franceses dada su estratégica situación. Según las fuentes documentales, el documento donde, por vez primera, aparece nombrado Alanís, es un libramiento del año 1392 del Concejo de Sevilla al Concejo de Alanís para labrar el castillo… Alfonso XI, para remediar sus apuros económicos, vendió al cardenal Albornoz una serie de posesiones de la Orden de Santiago, compensado a ésta con la entrega de Zafra – la Torre de Villanueva y Alanís, aldeas pertenecientes, respectivamente a los concejos de Badajoz– Alcaraz y Sevilla. Cuando subió al trono Pedro I ( 1350 – 1369 ), los tres Concejos acudieron a él protestando por las amputaciones que se habían realizado en sus términos y el monarca ordenó que se devolvieran las tres aldeas a sus antiguos dueños… En el año 1338, Alfonso XI » el Justiciero», promulgó un «ordenamiento sobre Salinas y Alfolíes del Reino»; una de las poblaciones que Alfonso XI incluyó en dicho ordenamiento fue ALANÍS.
Monumentos
De origen árabe, anterior a 1392. Situado sobre un estratégico montículo al sur de la población, la edificación más emblemática de Alanís ha sido testigo mudo de los aconteceres de la historia del pueblo desde finales del siglo XVI, en que se supone su construcción. De planta hexagonal, con torreón y barbacana, hoy ya desaparecida. Sus muros, de 2,3 m de ancho y 6,4 de alto, dejaban un único acceso al recinto por su cara norte, desde donde se avista el pueblo. Fue atacado por los franceses durante la ocupación napoleónica, quienes dinamitaron uno de sus muros, el suroeste, conservándose las ruinas en la actualidad.
Tradicionalmente considerada como la primera parroquia de la localidad, erigida a la sombra y amparo del castillo, sus caracteres arquitectónicos hacen pensar en una cronología de la primera mitad del siglo XIV, aunque Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán citan -en 1939- una inscripción gótica en la que se daba como fundador del templo al caballero Cristóbal de Mosquera, en el siglo XV. En la Visita Pastoral de 1706, antes citada, se nos dice de ella que «está bien reparada y moderadamente compuesto su altar». A mediados del siglo XIX se hallaba en estado ruinoso, pues en una carta del párroco Manuel de Santarén fechada el 15 de junio de 1853 se dice que «parte de ella está en alberca, saltan por lo alto, hacen candela». Algunos años después, el mismo párroco solicita a la Secretaría de Cámar a del Arzobispado una ayuda de 2.000 reales, cantidad en la que los peritos alarifes de Alanís habían valorado la restauración de la ermita, por haberse hundido parte de ella”. En 1907, por la carta del párroco Antonio Martín de Alba fechada el 7 de marzo de ese año, sabemos que ya la ermita se había reparado.
Arquitectónicamente se trata de un edificio de nave única, de planta rectangular dividida en cuatro tramos por medio de arcos transversales apuntados -modelo arquitectónico ampliamente difundido en la arquitectura medieval de las Sierras de Córdoba, Sevilla y Huelva- y rematada por un curioso ábside semicircular, más propio del románico que del mudéjar andaluz, cubriéndose todo ello por techumbre de madera. De gran interés resultan sus portadas, constituidas por arcos apuntados de cantería trasdosados por otros formados por cabezas de clavo, y relacionadas estilísticamente con las que dan acceso a la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves.
En cuanto a las obras de arte que albergó este recinto sacro, sabemos por la carta antes citada del párroco Manuel de Santarén fechada en 1853, que en esa fecha estaban colocadas sobre unos poyos de material las esculturas de San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Antonio Abad, Santa Ana y Santa Brígida habiendo encontrado unos jóvenes en 1906 dentro de un tabique una escultura de Cristo Crucificado, al cual se le hicieron solemnes cultos con procesión -asistieron más de 2.000 personas según cuenta el párroco Antonio Martín de Albapara conmemorar su hallazgo. En 1936 desaparecieron todas estas esculturas, citando en 1939 los mencionados Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán una pintura mural con el tema del Bautismo de Cristo.
Se erigió en recuerdo de la victoria obtenida contra los “moros”, a 200 metros de la población, en el llamado valle de Matamoros. Su construcción consta de tres tramos y entrada. El primer tramo fue construido en el siglo XVIII, existiendo una lápida con la inscripción de la fecha de 1656. En su interior se guarda y venera la imagen de nuestra Señora de las Angustias, patrona de la localidad, cuya primitiva imagen fue destruida durante la Guerra Civil, siendo posteriormente sustituida por la actual, obra del escultor Castillo Lastrucci. Gótico medio. Reconstruida en el S XVIII.
Edificio perteneciente al antiguo hospital de la Caridad, hoy desaparecido, cuenta en su interior con un retablo de estilo barroco. En esta capilla, de belleza sencilla y austera, y que invita al recogimiento y devota oración de los vecinos y visitantes, es donde se venera la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de una de las cofradías de penitencia más populares en la localidad. S XVI. Visitas de 10:00 a 22:00.
Construcción tradicional de tres naves, que data del año 1356. Es de destacar su valioso retablo barroco, que adorna todo el frontal del altar mayor, y que data del siglo XVI. En el interior hay una capilla del siglo XVI, decorada con azulejos mudéjares. A causa de un terremoto, sufrió importantes reparaciones a mediados del siglo XVIII. Importante retablo gótico. Visitas en horario de cultos.
Situada a escasos kilómetros de la localidad, en la carretera que conduce a Malcocinado, y en una finca de propiedad particular, es el último vestigio que se conserva del antiguo Monasterio Basílico que en su día existió. La ermita, que ha quedado como almacén del actual cortijo, consta de una sola nave dividida en dos tramos, uno de bóveda de cañón y el otro de cúpula.
Rutas Naturaleza
Sendero circular que discurre al norte de la población, circundando olivares de sierra y encajonado entre paredes de «piedra seca». También observamos a lo largo del recorrido la división entre «caminos de herradura» más estrechos y sinuosos y «caminos de ruedas», destinados a carros y carruajes para el transporte de bienes y personas.
Este recorrido de carácter circular consta de tres partes muy diferenciadas. Saliendo de Alanís junto a la entrada de el castillo, se va bajando hasta llegar a las vías del tren, recorrido entre encinas y alcornoque en casi su totalidad cubierto por la arboleda. Una segunda parte desde las vías del tren hasta la crtra. A-432 por donde atravesamos la finca El Título, zona esta muy despejada de arboleda y casi toda en subida. La tercera y última parte va en paralelo a la rivera del Benalija.
El panel de inicio se encuentra pasando el Parque de la Alameda, lugar en el que se celebra el mercadillo en Alanís, buscando el Camino de Malcocinado. Atravesamos la carretera que une Alanís con Fuenteobejuna (A-447) y seguimos el Camino de Malcocinado hasta cruzar una cancela, que cerraremos a nuestro paso, donde tomaremos la vía pequaria de El Cordel de los Carros o del Robledo. Volvemos a cruzar una cancela y seguimos el camino, que gira a la derecha hasta llegar de nuevo a la carretera de Fuenteobejuna.
La cruzamos y seguimos junto a ella aproximadamente 1 kilómetro para adentrarnos en un encinar. El sendero nos lleva hasta el área del Arroyo de San Pedro, final del trayecto. La vuelta la podemos hacer por el mismo camino o por la vía pecuaria La Vereda de Las Navas de la Concepción.